Marina se automarginó y firmó su irresponsabilidad

|

ECOS DEL DEBATE


Por Alfonso BLANCO CARBAJAL


No inspira confianza Alma Marina Vitela Rodríguez, candidata a gobernadora del estado de Durango, postulada por la coalición “Juntos hacemos historia”. Desdeñó su asistencia al «debate» protocolario como cualquier chiquilla que abandona un juego infantil y exhibe sin inhibiciones su inmadurez política.

Por respeto a su género y a su derecho de permanecer ausente y callada, hubo silencio y respetaron su sitio en el debate. La trataron como si hubiera asistido con la intención de cumplir el formato preestablecido. Hubiera sido mejor que la ignoraran y no la hubiesen mencionado en ningún momento. Esa habría sido una respuesta saludable a su postura insolente. Toda acción provoca una reacción. Es una ley, no un refrán.

Después del debate hubo silencio. Nadie la increpó y no está claro si alguien le sugirió desdeñarlo o fue iniciativa personal. Como haya sido, el error está cometido y tratan de minimizarlo con justificaciones que carecen de sentido.

Ahora todos sus correligionarios que la denostaban por la denominación taxonómica que aplicaron a desertores del PRI para compararlos con los insectos de cabeza gruesa, ojos prominentes, alas membranosas y las patas traseras robustas aptas para saltar, mejor conocidos con el nombre común de chapulín en México, se les olvidó que Marina forma parte de esas plagas y se cubren los ojos para no ver, los oídos para no escuchar, y sueltan la lengua para liberar sus sentencias dirigidas.

Hubo falta de seriedad en la candidata y muchos creen que si obtuviera la victoria electoral gobernaría a base de caprichos y berrinches. Sería fatídico para Durango porque dio una muestra de incapacidad para gobernar. Ella sería una «mandataria de papel» y el mando estaría en las manos del que la hizo candidata.

Con ella y sin ella tenía que celebrarse la «controversia» necesaria para darle solemnidad al «proceso democrático» de las plazas que van estar vacantes y que deben ser ocupadas por medio del sufragio popular. Sin ella arrancaron la presentación de propuestas y le dieron a entender que no es indispensable ni la necesitan. Le dieron su lugar y no lo merecía, pero la contra replica caló muy hondo a los seguidores de la candidata de la coalición y quieren defender sin argumentos lo que ella misma provocó.

Ahora, varios días después del debate, sus simpatizantes la victimizan y desdeñan su ausencia de esa especie de charla programada para que los candidatos externaran sus propuestas sin llegar al «enfrentamiento». Aseguran que se le preparaba una trampa y la justifican porque su decisión fue muy sabia.

Sin llegar a la confrontación ideológica ni practicar el lanzamiento de indirectas ni pedreas, y sin debatir, presentaron sus mejores propuestas los aspirantes a la gubernatura del estado, Patricia Flores Elizondo, postulada por el partido «Movimiento Ciudadano» y Esteban Villegas Villarreal, representante de la alianza «Va por Durango».

Marina Vitela optó por el camino fácil del deslucimiento personal, quizá en un arrebato de jactancia y por creer que tiene limpia su trayectoria. Tal vez infiere que puede y debe negarse al proceso democrático del fenómeno político electoral que definirá el rumbo de Durango en los siguientes seis años. Si eso supone es parte de sus decisiones unilaterales y discordantes con el actual proceso comicial.

La presencia de Patricia y Esteban, la asistencia del panel de especialistas y los líderes empresariales de varias organizaciones civiles dieron lucidez al «combate» partidista en el que los panelistas sacudieron con distintas expresiones a la candidata ausente. No iban a tratarla con abrazos. Ella pintó su raya.

Patricia Flores Elizondo lanzó la primera piedra al colocar en el «burladero» reservado para Marina Vitela, una fotografía, y al aclarar que «Marina no asistió porque es solo una figura de papel».

Entre los asistentes al «debate» se lamentó su ausencia por considerarla una de las candidatas de mayor valor político en los actuales comicios, pero no la dejaron irse limpia por su desplante. Le cobraron el desprecio y la insolencia con que trató al auditorio presencial y virtual con su «bravata».

Por cortesía, a pesar de su falta de respeto y su «irresponsabilidad», formularon las preguntas sorteadas que requerían su respuesta. Después de responder por ella, la arrinconaban contra la «barrera» con expresiones inconformes por ese adorno arrogante que solo está permitido en el arte de la tauromaquia.

Con la magia de sus cambios conductuales, Marina trató con desdén el encuentro programado para que los candidatos expusieran sus propuestas. Tiene la certeza de que las encuestas pagadas y el respaldo de su padrino político la van a llevar a la victoria electoral. Puede ser. La praxis política no es muy aséptica.

Sin embargo, ahí le prometieron cobrarle ese «desaire» el día de las elecciones. Por lo menos en Durango, cuando los electores anuncian esa venganza la cumplen como le han cumplido a varios ex candidatos que no llegaron a la posición que buscaban. Solo falta esperar el día señalado para conocer los resultados de la postura indolente y esa promesa vigente.

El diálogo, que no fue una confrontación ni tuvo el matiz de un encuentro ideológico, se convirtió en una ceremonia de presentación de las propuestas que serían muy complicadas para Marina Vitela, porque no tiene capacidad para presentarse en lo que confundió con un «examen» y prefirió ser reprobada.

A nadie le agrada que le digan que no lo quieren. Marina se dio el lujo de manifestarles a todos su desprecio. Agarró parejo.

A pesar de su ofensa, le conservaron su lugar en la «contienda» y, por cortesía, por ser mujer y porque estaba reservada su participación, la trataron como si estuviera presente, pero la increparon en cada participación de los panelistas. Le fue como en feria a la candidata de los que quieren hacer historia.

En esa noche de aparentes «discusiones», Patricia destacó sus conocimientos socio económicos y políticos de Durango, mostrados con nombres, lugares, datos, cifras y porcentajes. Externó su afinidad con la creación de la infraestructura necesaria para detonar el desarrollo integral del estado de Durango.

Heber García Cuellar, moderador, pidió a Patricia que retirara la fotografía de papel de Marina Vitela que al comenzar la «querella» había colocado en el espacio reservado para la candidata de la coalición «Vamos a hacer historia». «Es una falta de respeto para la candidata ausente» había dicho García Cuellar.

Esteban conoce bien la problemática del estado de Durango.

Patricia también, y lo demuestra con sus expresiones complementadas con reportes específicos. Conoce bien las estructuras sociales y políticas del estado, y los sectores que más requieren la atención con pogramas de desarrollo.

Esteban y Patricia ostentan la ventaja de lucirse con el manejo de la retórica y tienen extenso conocimiento del Durango que pretenden gobernar y mejorar con la infraestructura necesaria. Ambos lo expusieron con sus propios argumentos.

A Marina le falta mas conocimiento de Durango. Solo habla con monólogos, por eso tuvo miedo asistir a lo que habría sido su presentación con los participantes en el debate, presenciales y virtuales. Tuvo miedo aunque nadie la habría reclamado nada.

El curriculum vitae de Esteban es amplio por la experiencia política y su conocimiento práctico en administración pública. Su destreza para capturar las preguntas en el aire y preparar las respuestas en el instante son otros testimonios que dan consistencia a su campaña política y lo convierten en el candidato mejor capacitado para gobernar Durango.

No conozco a Esteban y no acostumbro ser aval de nadie, pero desde mi perspectiva personal, Durango tiene una buena opción en él para recuperar los espacios, programas sociales e instituciones arrebatadas y eliminadas por la administración federal desorientada.

Los candidatos de la coalición «Vamos a hacer historia» han perdido mucho tiempo valioso en buscar desahogar sus frustraciones maquilladas con honestidad y su mundo revuelto por tanta corrupción que ya tiene mareado y marcado al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), un nombre ideado para anclarlo en las bases religiosas de los mexicanos.

Más de la mitad de los electores mexicanos comprendieron con la revocación de mandato tan pataleada, que cayeron en una trampa saturada de quimeras que iban a ser dilucidadas por un luchador ficticio contra la corrupción, la impunidad, la mentira y la hipocresía. Esos manejos le dieron buenos resultados a su pionero, y ahora hunde a los que tratan de imitar todas esas sociopatías que son praxis de las jerarquías de Morena.

Calladitos se veían mas bonitos, pero les urgía conseguir puntos en la tendencia electoral y creen que la victimización es un recurso valioso. A estas alturas ya es extemporánea cualquier explicación porque corren el riesgo de empeorar las consecuencias.

La candidata cometió un error que no desea admitir y también debe estar consciente que su capacidad no corresponde al nivel de esa candidatura y se le hizo más fácil retractarse, sin tomar en cuenta que los panelistas la iban a agarrar como perilla. Hubo jaleo y ella lo provocó.

Comete otro traspiés al dejar que abran la boca y se les llene más de moscas con las explicaciones que carecen de sustento porque Marina Vitela anda en campaña, no en pachanga, y tiene que promoverse en territorios de la oposición, a menos que en verdad quiera todo regalado como dijo Patricia Flores Elizondo, su adversaria política.

«Marina Vitela no fue al debate de COPARMEX porque la presidenta Blanca Castro es priista, fue candidata a síndico con Meño Herrera y su hijo ahora es candidato a regidor en la planilla de Toño Ochoa».

Trataron de presentar una justificación y exhibieron un proceso defecatorio que no le ayuda en nada a Marina. Deterioran más la imagen de la candidata que ya se convirtió en historia por su traspiés.

Pretenden despertar compasión en el electorado para que se expresen de ella muy compungidos: Pobrecita Marina. Anhelan que se olvide el incidente, no que le perdonen su desplante.

En política, los errores se pagan con un precio muy elevado. Durango se encuentra inmerso en un proceso político de altos vuelos. Están en juego la gubernatura del estado y las presidencias municipales de la entidad.

No le ayuden a Marina. Sola se desenvuelve y se defiende mejor. No la desorienten con consejos aberrantes ni le hagan creer que alguien le tendía una trampa.

Esos son infantilismos muy dañinos en política.


Redacción










DEBATE


Comentarios