​Mi tierra tan querida…

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Por Alfredo Antonio Solano Arellano

SANTIAGO PAPASQUIARIO ES uno de los municipios de mayor arraigo en el estado de Durango, famoso por la belleza de sus mujeres, por su pinole, por el trabajo de sus habitantes que todos los días luchan por sobresalir y poner a su patria chica en el contexto estatal como una tierra prospera y progresista.

Por considerarlo de importancia en el ámbito geográfico duranguense, se comparte con los lectores una breve reseña del municipio de Santiago Papasquiaro, esperando que sea del agrado de los lectores y les traiga recuerdos de esta tierra a quienes ya la conocen y a los que no las atraiga el interés por visitarla.

El territorio que ocupa Santiago Papasquiaro, consta de dos regiones, “la occidental que se extiende a través de las altas cumbres de la sierra madre hasta las zonas de la quebradas y la del oriente que abarca el largo valle fluvial del río de su nombre, la porción septentrional del valle Guatimapé y la tierras situadas al sur del río de Ramos”, (1).

Se encuentra limitado en la parte norte por el municipio de Canelas y Tepehuanes, por el lado noreste el de Oro, por el sur tiene colindancias con San Dimas y Otaez y por el poniente con Tamazula.

El territorio cuenta con una extensión total de 7 mil 528 kilómetros cuadrados por lo cual es el tercer municipio de mayor extensión territorial, solo por debajo de Durango Capital y Mapimí.

“En su vertiente oriental descienden de la sierra para desaguar en el río de Santiago Paspasquiaro, el arroyo de los Pachones y el del Tagarete, que se une en el lugar en que se levanta la cabecera de la municipalidad y pasa por los importantes pueblos de Garame de Abajo y Garame de Arriba”, (2).

En lo que respecta al río de Santiago, se tiene que este corre de sur a norte desde su nacimientos en las cumbres de la sierra a la latitud de la ciudad de Durango hasta su junta con el municipios de Tepehuanes y en toda su trayectoria, la constancia de su corriente da origen a una vasta población de índole agrícola la cual tiene títulos coloniales.

De estas las de mayor importancia son los de Papasquiaro, Estancia, Los Martínez y Atotonilco, “en donde se junta al río Tepehuanes, en cuyas márgenes se encuentra la importante congregación de los Herrera, cambiando aquí su curso hacia el Noreste, y su nombre por el del río de Ramos que es el brazo fundamental del Río Nazas”, (3).

En la confluencia de ambas arterias existen muchos bancos de aguas termales caracterizados por sus altas temperaturas y gran volumen, entre otro está también el de Hervideros de aguas sulfurosas, el llamados Baño del Padre Peña y el de Atotonilco, cuyo significado es Lugar de Aguas calientes.

En la parte del Valle de Guatimape que pertenece al municipio se encuentra el arroyo Tinajuelas que se trata del que “tiene más largo curso entre los que desembocan en la Laguna de Santiaguillo y los poblados principales del llano son el pueblo Morelos en la hacienda Chinacates y la Estación de este nombre”, (4).

Por el año de 1940, la población de Santiago Papasquiaro era de 27 145 habitantes, la cual estaba concentrada en su porción oriental y esparcida en las cumbres de la sierra, “en donde solo existen ranchos aislados con muy corto número de habitantes y hasta las Quebradas vuelven a encontrarse núcleos de población de mediana importancia”, (5).

En estos núcleos, la población aumenta cuando se reactiva la explotación de las vetas metalíferas que existen en la región, fue a fines del siglo pasado cuando adquirió importancia el mineral de San Andrés de la Sierra, esto por la riqueza de sus yacimientos y la intensidad con la cual fueron trabajados, lo cual le confirió la categoría de una municipalidad que se erigió con el nombre de Victoria.

La Plomosa o San Miguel del Cantil, es otra de las zonas mineras importantes en la que hubo trabajos intensos en el año de 1940, pues apareció con un total de 1 415 habitantes.

El ferrocarril Durango a Tepehuanes, que venía por el llano de Guatimapé por mucho tiempo tocó la ciudad de Santiago Papasquiario y continuaba por las tierras planas de las orillas de los ríos de Santiago y Tepehuanes, “de sus estaciones partían caminos de herradura que comunicaban los poblados del occidente con el centro del estado”, (6).

Notas:

1.- Pastor Rouaix, Diccionario Geográfico, Histórico y Biográfico del Estado de Durango, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, nº 80. México, Distrito Federal; 1946. P. 427.

2.- Ibidem.

3.- Ibidem.

4.- Ibidem.

5.- Pastor Rouaix., op, cit. P 428.

6.- Ibidem.

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