La mañanera puede ser un espacio para los abusos del poder (lo es), un mecanismo de propaganda, un show de variedades, una oda a la personalidad del jefe del Estado, una fábrica de mentiras, eventualmente un canal de anuncios públicos, pero no un acto de gobierno, no la representación del ejercicio de la autoridad para el bien de todos, ni siquiera de los más pobres, porque sí sabemos quiénes padecen más la violencia ¿verdad?
El telón de la mañanera se cayó el viernes en Matamoros. Pero la verdad el truco de Palacio Nacional queda evidenciado cada rato, y si el quitarrisas al presidente fue en Tamaulipas, donde la tragedia le pegó a cuatro estadounidenses, la verdad es que algo igual o parecido o peor puede ocurrir otra vez hoy o mañana en Tijuana o en Colima.
Si la mañanera crujió el martes siete fue porque hasta Andrés Manuel López Obrador, el más histrión de los presidentes, tiene que suspender el jijiji cuando se topa con la cruda realidad.
La realidad de Matamoros le cambió, así fuera por unas horas, el guion a AMLO cuando todo mundo, todo el mundo incluso, vio cómo los criminales en esa ciudad son los dueños de las calles. Matan y secuestran a plena luz del día, sin agobio, sin sentirse amenazados. Son La Autoridad y no da risa. Matamoros es un viral mentís al “vamos requetebién” del tabasqueño.
El otro aspecto de la realidad de Matamoros con la que topó López Obrador es que los efectos hipnóticos de su montaje cotidiano son para consumo local, totalmente vernáculo. Y esa tragedia tamaulipeca traspasó la frontera porque las víctimas tienen otra águila en su escudo, tienen quién pida cuentas por esas vidas, quién diga me da igual tu retórica, dónde están mis ciudadanos.
La tragedia es aprovechada por los enemigos de México en Estados Unidos, eso también es cierto. Pero la solución no es un Ricardo Monreal lanzándose de niño héroe en el Twitter. Porque su partido (que es también el del Presidente), su familia (que milita en Morena), y bien valdría decir que él mismo, gobiernan en Zacatecas, donde también los criminales ponen de cabeza el estado cada vez que les da la gana. Con o sin Guardia Nacional ¿De verdad tiene el senador zacatecano argumentos para contrarrestar los ataques de legisladores de Estados Unidos?
La realidad de la violencia con la que tropezó AMLO está está lejos, por supuesto, de circunscribirse a Tamaulipas o Zacatecas.
Michoacán sigue ingobernable y de ello da fe Hipólito Mora, fundador hace una década de las autodefensas. De nuevo denuncia la salvaje ingobernabilidad. Y así podemos mencionar a otras entidades.
Hay que recoredar que 2023 arrancó con recuerdos para los mexicanos de que la inseguridad no se ha ido con la nueva militarización ni los nuevos abrazos ni con echarle culpas, todos los días, al pasado y a Genaro García Luna.
Porque todo es jijiji, jajaja en la mañanera, el Presidente ríe, pone memes y canciones, o abusa de su autoridad para atacar a periodistas, pero de repente un ataque a cuatro personas, para en seco toda la marrullería. Porque la realidad que no quiere gobernar no mejorará ni con otras mil mañaneras.
Fuente: El Financiero
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