​Viejos amigos, nuevos hermanos

|

WITHNEY HOUSTON 1 LOS ANGELES TIMES


Por Alfonso BLANCO CARBAJAL

No se habían visto en unos 60 años o más. Fueron compañeros en la primaria. Los dos eran niños o adolescentes la última vez que se vieron.

Convivieron juntos los seis años de primaria. Charlaban, se intercambiaban anécdotas. Compartían su «lonche» y jugaban durante el recreo. Fue una época padre, dijeron en sus pláticas.

Ambos se apreciaban y cuando terminaron la primaria se aislaron por el éxodo de la familia de uno de los dos, que emigró de Durango a Tijuana, y de ahí, con el tiempo, los hijos se disgregaron en diferentes partes de Estados Unidos y después volvieron a reunirse en Chicago.

El encuentro de apariencia casual puso frente a frente a Rodolfo y José Ángel. Ambos tenían las huellas imborrables del tiempo y los golpes fuertes de angustias y luchas acumuladas durante seis decenios.

Rodolfo vive en EE.UU., y vino a Durango, acompañado por su familia, esposa y tres hijos, a disfrutar unas vacaciones y el tiempo que pueda agregar ahora que no tiene presiones porque ya está retirado y pensionado.

José Ángel decidió vivir solo y nunca se casó. No tiene familia y vive como un ermitaño en la ciudad, aislado de la sociedad por su diferente nivel, dice él, y aclara que con toda la gente platica bien.

-No le hago daño a nadie. Nadie me hace daño. No me meto en la vida de nadie. Nadie se mete en la mía. Estamos bien. Asegura el «Joselo», como le decían en la escuela.

Se encontraron en 20 de noviembre y Privada de Parque Nuevo. No estaban seguros de identificar bien uno a otro, pero uno afirmó con movimiento de cabeza cuando Rudy preguntó:

¿Eres Joselo?

-Si soy Joselo ¿Tu quien eres? preguntó.

-Yo soy Rudy. Fuimos compañeros y amigos en toda la primaria. Tus rasgos fisonómicos te delatan a pesar de los años y los cambios. Eres el Joselo. Tienes la misma fachada, pero con las marcas del tiempo.

Ni uno ni otro creía que volvería a encontrarse con aquél amiguito de la infancia y celebraron su reencuentro con un largo abrazo de dos tipos que lucían diferentes condiciones económicas y los unía la misma calma con la que habían cultivado su amistad hace muchos años.

WITHNEY HOUSTON RUIZ HEALY TIMESDe la presentación protocolaria pasaron a la charla y para prolongarla buscaron un sitio sombreado. Rodolfo propuso que fueran a tomar un café o a desayunar a un restaurante para celebrar el reencuentro. Estaba fuerte el sol y en la calle con tanta afluencia peatonal, en las banquetas no se puede platicar. José Ángel se negó. Le expuso que su vestuario era inapropiado y se veía sucio y desaliñado.

-Podemos ir a la plazuela Baca Ortiz. Ahí platicamos en una banca, si hay una disponible, o sentados en el pasto, propuso el Joselo.

-Me parece bien la idea, asintió Rudy, como le llamaban sus condiscípulos en la escuela, y se fueron a dialogar a la plazuela.

Llegaron y se acomodaron en una banca que encontraron en el andador de la entrada que está en el centro norte de la plazuela. Antes de comenzar a parlotear compraron unos refrescos, carnitas de puerco, bolsas de frituras, botanitas o alimentos chatarra para atenuar el hambre si no completaban con el platillo fuerte que iba a estar aderezado con una salsa roja y un pico de gallo que sugirió y pidió Rodolfo agregaran en los alimentos. Se abastecieron con un paquete de tortillas de maíz. Iba a estar buena la plática. Ahí tenían espacio en abundancia para colocarse en algún lugar bajo los árboles.


HERMANOS. imagen Getty

Comieron e intercambiaron algunas anécdotas y sonrieron mucho. Fue un reencuentro de esos que se antojan vuelva a presentarse y que se haga frecuente.

Llegó el momento en que Rodolfo comenzó a abrir el enorme cofre de dudas por la soledad y las condiciones socioeconómicas de Joselo.

-¿Qué pasó contigo Joselo? Preguntó Rodolfo.

-Nada Rudy. Vivo tranquilo. No tengo problemas con nadie.

-Pero vives solo. Me deprime verte en esas condiciones ¿Que pasó contigo? ¿Por que no estudiaste?

-Si estudié. Estudié y terminé la carrera de ingeniería civil,

-Si Joselo, hiciste una carrera pero ¿por qué no la ejerciste? ¿Por qué te perdiste? Veo muy lastimosa tu condición económica. No entiendo por qué tienes que estar así. Eres ingeniero.

-Así funciona esto. A unos les va bien. A otros no.

-Si, es verdad, respondió Rodolfo, paro algo pasó contigo ¿Que pasó con tus papás? ¿Qué paso con tus hermanos? insistió Rodolfo.

-Ya se fueron todos, dijo Joselo, resignado.


VIEJOS AMIGOS=NUEVOS HERMANOS


A Rodolfo le pareció que una tragedia había acabado a la familia de Joselo y parecía que el destino lo había cargado con las penas de sus padres y sus hermanos.

-Mis padres murieron ya grandes, de muerte natural. Mis hermanos partieron de este mundo allá donde vivían con sus familias. Nunca conocí a mis sobrinos. Tengo muchos sobrinos, pero no se donde están ni quienes son. Todos viven en EE.UU. Yo quería mucho a mis hermanos. Ellos venían y nos visitaban. Sus hijos nunca quisieron venir y cuando mis hermanos murieron se acabaron las esperanzas de conocerlos.

-Joselo, le preguntó de frente Rodolfo ¿Por que no te casaste? En este momento tendrías hijos. Tendrías tu familia. No vivirías solo. Es deprimente vivir en soledad. Me horroriza pensar que yo pudiera estar en la posición que te encuentras.

-El mundo es de todos, Rudy. Tenemos que vivirlo de acuerdo a nuestras circunstancias, nuestra capacidad, nuestro entendimiento, nuestros recursos. Asi lo vivo Rudy.

-No, no, no, no, no, Joselo. Algo no andaba bien. Noto que algo no engrana bien en tu personalidad pero no entiendo qué es. Algo detuvo tu prosperidad, tu desarrollo, tu cambio de vida a algo mejor y con una familia. No entiendo nada Joselo.

-No tienes que entenderlo Rudy. Te haces daño si quieres entender la vida de cada uno. No le des importancia, insistió Joselo.

-Aunque trato de verlo con naturalidad no consigo conectar tu pasado con el presente, Joselo. Cuando eramos niños decías que ibas a ser ingeniero y construirías muchos puentes y muchas obras grandes que tuvieran un desempeño fuerte para la humanidad, para el desarrollo de pueblos y ciudades. Eras otro Joselo. No logro enlazar aquél pasado con tu presente.

-Estoy bien Rudy. Vivo tranquilo. Se extraña a los padres y a los hermanos. Se pierde la familia. Todo cambia. Es normal.

-¿Por que no te casaste Joselo? ¿Por que dejaste pasar el tiempo sin formar tu familia? ¿Qué pasó Joselo? Inquirió otra vez Rodolfo. Joselo le respondió con una pregunta cargada de dudas.

-¿Que no supiste?

-¿No supe qué? No se de qué me preguntas.

-Que murió mi novia, dijo Joselo. Al instante le cambió la cara. Se le marcó otro semblante. Cambió su fisonomía a un Joselo afligido que aprovechó el momento para extraer la ánfora de ron que presumía en una botella con etiqueta de alcóhol de 96 grados que traía en una bolsa del pantalón.

-Perdóname, Joselo. No supe. Nunca me enteré que murió tu novia. No sabía nada de ti ni de tu novia. Fueron muchos años sin saber de nosotros. No me imaginaba que iba a encontrarte. No supe nada. Perdóname Joselo.

-Por qué no supiste nada si todo el mundo se enteró, le preguntó Joselo.

-No se. No tengo idea de eso, pero estaba lejos de ésta ciudad y no podía enterarme de lo que aquí ocurría.

-Ella era muy conocida, por eso me extraña que no te hubieras enterado.

-Lo lamento, Joselo. Me duele enterarme tarde de tu pena, se justificó Rudy.

-Está bien. Ya pasaron muchos años. Ya murió, pero a mi no se me ha olvidado. La sigo amando.

-La amabas mucho. Por eso no la olvidas. Pobre de ti Joselo. Me duele verte en estas condiciones.

-Si Rudy. La amaba y siempre la amaré, y le dio otro sorbo al ron que traía en su anforita.

-Es una tragedia muy lamentable y me duele que te haya pasado sin haberme enterado de nada, le expuso Rudy.

WITHNEY HOUSTON

-No tienes por que sentirte culpable, Rudy. La extraño, pero guardo sus recuerdos con amor y me siento bien. Pienso en ella como si viviera y se que me ama.

Rudy se dobló todo. Trataba de ser comprensivo y brindarle apoyo humanitario y fraternal al amigo entrañable de su niñez, con quien disfrutó los primeros años de su vida.

Todo se volvió silencio. Fueron unos instantes breves que a Joselo le parecieron una eternidad porque de repente dejo de hablar su amigo que estaba interesado en charlar.

-¿Por qué no hablas Rudy? ¿Que te pasa?

Rudy se atragantó con sus preguntas y tanta palabrería con que quería darle vida a un diálogo fraternal con su viejo amigo, a quien vio con mucho agrado. Pensó que la muerte de sus padres y de sus hermanos acabaron con su deseo de vivir, lo hundieron en la aflicción, ahí se quedó y no tuvo respaldo familiar ni social para salir del desfiladero en el que quedó atrapado. Y comprendió que la muerte de su novia había sido el disparo final de su vida consciente.

Rudy lloraba en silencio. La plática con Joselo lo había impresionado y le había causado mucho dolor saber que su amigo vivía perdido en una atmósfera llena de humo y niebla que hacía intransitables sus caminos.

-Lo siento Joselo. No puedo hablar y lloraba sin poder controlarse.

Joselo trataba de hacer sentir bien a Rudy y le palmeaba la espalda.

-¡Ánimo! ¡Ánimo! ¡Rudy!. No te aflijas por algo que ya pasó.

Rudy no hablaba. Solo observaba a Joselo. Comprendía que su vida se acabó por la muerte de sus padres, sus hermanos y de su novia, y por no saber nada de sus sobrinos que no conoció.

Rudy se repuso un poco de su aflicción y con dificultad preguntó:

-¿Cómo se llamaba tu novia Joselo?

-¿Tampoco sabes su nombres, Rudy? ¿Por qué?

-No la conocí. No me has platicado de ella ¿Cómo era?

-Era bonita. Era cantante. A mucha gente le agradaba como cantaba, expuso con emoción el Joselo.

-¿Cómo se llamaba? Inquirió de nuevo Rudy.

-No me digas que tampoco sabías el nombre. Todos la conocían, respondió un poco molesto el Joselo.

-Perdóname Joselo. Te recuerdo que no tengo la culpa de no saber nada de ti ni de ella. Fueron muchos años sin tener noticias de ésta ciudad. No sé por qué ni siquiera su nombre.

-Se llamaba Withney, respondió José Ángel.

-Bonito nombre, Joselo ¿Que lastima que haya partido de este mundo?

-¿Era de aqui de Durango? cuestionó Rudy.

-No Rudy. Ella vivía en EE.UU. Era muy conocida y me desagrada que tu no hayas sabido nada de ella.

-No sabía nada de ella ni su nombre. He andado perdido en otro mundo, Joselo.

-Se llamaba Withney Houston, le informó Joselo con firmeza.

Rodolfo  ya no pudo hablar. Sus ojos se inundaron de lágrimas y comprendió que su amigo no estaba nada bien, y que aparte estaba ausente de este mundo. Lo vio con compasión porque era un muerto en vida, o que vivía extraviado en otra dimensión, aunque manifestaba coordinación y coherencia en las platicas, igual que alguien normal con sus cinco sentidos intactos.


WITHNEY HOUSTON REVISTA QUIEN


Rudy se acercó a Joselo. Lo abrazó y no dejaba de llorar. Así se mantuvo en silencio. Quería mucho a su amigo. Le acarició el cabello sucio, le tocó la cara y le dijo:

-Joselo, te quiero mucho ¿Me aceptas como hermano?

-¿Te sientes mal Rudy? Pregunto Joselo.

-Si, Joselo. Me siento mal. Si me aceptas me voy a sentir mejor.

-Si eso te hace sentir bien, sabes que te acepto Rudy, pero no llores.

Desde ese día, Rudy se hace cargo de Joselo. Vino de EE.UU., se encontraron y decidió permanecer en Durango. Se lo llevó a vivir a su casa, lo viste, lo alimenta y con frecuencia salen a caminar juntos, más que cuando eran niños. Joselo o José Ángel no vive consciente, tal vez ni sabe que vive aunque dialoga con normalidad, pero Rudy si recuerda bien todo el pasado que les perteneció en su niñez y que ambos disfrutaron tanto que sus vidas volvieron a encontrarse en la ultima etapa de su existencia.

Rudy compró bocinas y pone música de Whitney Houston para alegrarle su vida, motivar su corazón que se abrazó a un sueño. Hizo realidad con música un onirismo imposible que ha vivido Joselo en su mundo perdido, pero lo ha disfrutado y eso lo transformó por completo.

I will always love you (Siempre te amaré) es la canción que más lo entusiasma. Es la que más reproduce para él su viejo amigo, ahora su hermano. Bendita amistad. Bendita hermandad.


Nota:

Igual que Joselo hay muchos hombres y mujeres que viven un amor onírico. No es lo mismo que el amor platónico. Es un amor enfermizo y sin esperanzas. Ellos no saben que todo está terminado pero viven hundidos en su onirismo. Esos pacientes viven una realidad que pertenece a un mundo imaginario. No se burlen de ellos como muchos lo hacen. Ayúdenelos a sobrevivir mejor ese universo inexistente de esa parte de su vida que tienen apagada. 


Imágenes tomadas de ruizhealytimes, Getty images, iStock, 

Comentarios