Poncio Pilato condena a muerte a Jesús y en seguida se lava las manos

|



Aunque Pilato no lo condenó a muerte lo adanadonó en manos de la plebe judía que ya habia decidido crucificarlo, y por supuesto que equivale a entregarlo para su crucifixion. Le dio gusto al sanedrín por miedo a que lo acusaran de ser enemigo de "el divino Tiberio" y prefirió cometer injusticia con la vida de Jesús.

"No encuentro culpa en él, les dijo Pilato. En respuesta y con gritos frenéticos le exigieron: ¡Crucifīcale! ¡Crucifīcale! ¡Crucifīcale!

¿A quien quieren que suelte, a Jesús o a Barrabás? preguntró Pilato, y el coro de la plebe seguía igual:

¡Crucifīcale! ¡Crucifīcale! ¡Crucifīcale!

Comprendio Pilato que la suerte de Jesus ya estaba decidida y optó por soltarlo para que las huestes dieran rienda suelta a sus ansias de ver tortura y sangre. Pidió agua y le presentaron un lavamanos, se lavo las manos, se quitó el problema de encima y quedó con la conciencia limpia y tranquila.

Decían que Pilato era justo y con la decisión de Jesús fue injusto por miedo a que Tiberio lo ejecutara como se lo habia prometido por no poder controlar a los rebeldes judios.

Los revoltosos, utilizados por el Sanderín, aprovecharon de inmediato por la pasión que sienten por ver que la justicia torcida cae en los demás y disfrutan el daño que puedan ocasionar al caído y lo que puedan obtener de él.

El oportunismo siempre camina tomado de la mano con la mala voluntad de los que se sienten justicieros.


ESCENAS ANTERIORES A LA PASION Y MUERTE DE JESUS EN LA CRUZ







ABC

Comentarios