​GP-PRI propone mejorar la vida de personas que viven en la calle

|

Ana Maru00eda Duru00f3n Pu00e9rez


  • ♦ Quieren evitar discriminación a indigentes e
  •    impedir la violación a sus derechos humanos.

  • ♦ «Pueden sufrir abusos físicos, psicológicos,
  •    emocionales y hasta sexuales»: Dip. Durón.




    El grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional (GP-PRI) presentó la iniciativa de ley para incorporar en la Ley de Asistencia Social la atención integral a personas que viven en la calle. Propone que el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia en coadyuvancia con los sistemas municipales se encarguen de adoptar medidas suficientes para prevenir que la discriminación múltiple ocasione abusos físicos, psicológicos, emocionales o sexuales.

    La diputada Ana María Durón Pérez explicó que la iniciativa pretende, también, que se establezcan medidas para garantizarles todos sus derechos, se impida su reclusión, desplazamiento forzado, tratamiento de rehabilitación, internamiento en instituciones o cualquier otra sin su autorización y, sobre todo, proporcionarles opciones que constituyan acciones dignas y respeten su honra y libertad.

    Ante el Pleno del congreso local, la legisladora lagunera puntualizó que cada noche, cientos de personas carecen una vivienda en Durango. Algunas de ellas no tienen hogar permanente y otros tienen pérdida temporal de su techo.

    Explicó que son complejas las razones del «sinhogarismo». Pueden incluir una combinación de factores que comienzan con pobreza, desempleo, falta de vivienda asequible, trastornos mentales y por consumo de drogas, trauma y violencia, violencia en pareja, problemas con el sistema de justicia, enfermedad grave repentina, divorcio, muerte de la pareja o del padre o madre, discapacidades y abandono.

    Sin embargo, agregó Ana María Durón, ante las políticas públicas actuales son invisibles. Su andar por las carreteras y avenidas más transitadas les hace ser parte de una extraña bruma que nadie quiere ver, pero que ahí está. Es una realidad ante la que nadie quiere y puede hacer mucho, porque nos interpela, nos cuestiona y nos sitúa ante dilemas éticos frente a los que preferimos voltear la mirada.

    Lamentó que igual que en todas las ciudades medias y grandes del país, la sociedad local se ha acostumbrado a verlos con resignación y, en no pocas ocasiones, con desdén y hasta molestia, concluyó.

Comentarios