Pablo Hiriart
Se desinfló la ola roja que arrasaría como tsunami a Estados Unidos. Perdió Trump, no el Partido Republicano.
A la espera de los resultados en Arizona y Nevada, y de la segunda vuelta para el Senado en Georgia (6 de diciembre), aquí van algunas estampas preliminares de la elección del martes.
-La derrota de Trump fue también un revés para Vladímir Putin.
De haber arrasado los candidatos de MAGA (la corriente trumpista dentro del Partido Republicano) como se esperaba, el respaldo estadounidense a Ucrania se habría debilitado.
Los republicanos de cepa nunca han puesto en duda la necesidad de aprobar fuertes paquetes presupuestales en ayuda a Ucrania, invadida por el ejército de Putin.
Pero la corriente trumpista cuestiona ese apoyo con el argumento de que se gasta el dinero de los estadounidenses en una guerra lejana que, dicen, no les concierne, aunque la razón de fondo es la estrecha relación entre Putin y Trump, quien aplaudió la invasión rusa.
El líder de los republicanos en el senado, Mitch McConnell, alejado de extremismos y hasta odiado por Trump, dijo el miércoles que independiente del resultado final de los comicios, el voto republicano estará en favor de destinar recursos a la defensa de Ucrania.
-China esperaba que Biden saliera debilitado hasta el extremo del «impeachment» en la elección intermedia, y así tener carta blanca para un asalto a Taiwán o a islas vietnamitas en lo que llaman «el mar de China».
Xi Jinping tiene a su ejército en alerta de guerra, pero no es lo mismo actuar contra Taiwán o Vietnam con Estados Unidos en convulsión, volcado hacia adentro en una crisis interna, que hacerlo con un presidente Biden fortalecido y republicanos institucionales que dan certeza a la política exterior de Estados Unidos.
-Trump fue frenado por los electores al perder la mayoría de sus candidatos, y en varios casos convertirse en un lastre para el Partido Republicano que habría ganado, o perdido por poco, en puestos donde fueron postulados trumpistas impresentables.
Se desinfló Trump, quien tenía planeado lanzar su candidatura presidencial ayer jueves u hoy viernes, y sus asesores le han sugerido que postergue su decisión hasta conocer el resultado de la segunda vuelta para el Senado en Georgia, donde va otro de sus impresentables, Hershel Walker.
Fue una cubetada de agua fría a sus aspiraciones la gran victoria de Ron DeSantis en Florida, y hasta el diario más trumpista de Estados Unidos, que se prestó a la filtración de mentiras sucias contra la familia Biden en la campaña presidencial reciente, The New York Post, se burla en su portada del expresidente y ensalza al gobernador de Florida.
“Trumpty Dumpty”, tituló a toda primera plana (en un juego de palabras con la canción infantil que trata de un huevo que se cae, se rompe y nadie lo puede pegar).
La tarde de las elecciones, a través de redes sociales, llamó a protestar en Detroit por un asunto menor acerca del voto en ausencia. Nadie salió a la calle. Ese huevo está roto, pero Trump no lo va admitir nunca. Los de su talante jamás aceptan una derrota. Lo veremos en la pista para competir.
-Dos estrellas consolidan su ascenso, y tal vez no haya que vivir muchos años más para ver a uno de ellos dos en la Casa Blanca: Ron DeSantis y Gretchen Whitmer.
El miércoles le preguntaron a Biden a quién prefería enfrentar en 2024, a Trump o a DeSantis, y contestó con festiva ironía: «Va a ser muy entretenido verlos enfrentarse a ellos».
DeSantis, de 44 años, arrolló con casi 20 puntos de diferencia a su rival demócrata en la contienda por la gubernatura floridana. Es el premio a su buen trabajo como gobernador y a un equipo formidable que lo acompaña. Centró su campaña en atacar a Biden, pero todos sabían que su verdadero adversario era Trump.
«Está claro que el centro de gravedad del Partido Republicano está en Florida, y no me refiero a Mar-a-Lago», dijo uno de sus asesores en la campaña 2016, David Urban. DeSantis, además, no le pidió un solo dólar a Trump para estas elecciones.
Pero los argumentos de personas inteligentes no suelen hacer mella en los populistas mesiánicos, como Trump, y seguramente buscará la candidatura, por lo que DeSantis tendría que esperar cuatro años, o confrontarse a él. Esto último, creo, no sucederá.
Gretchen Whitmer, de 51 años, también derrotó por dos dígitos a su rival por la gubernatura de Michigan, Tudor Dixon, trumpista de hueso colorado y negacionista de los resultados de 2020. Una de las promotoras de “la gran mentira” fue sepultada en votos en un estado “columpio”, campo de batalla en el Medio Oeste.
La proeza de Whitmer fue barrer a los republicanos trumpistas: les quitó el control del Congreso estatal y ganó la secretaría de Estado.
Ella es una candidata natural a la presidencia por los demócratas. Quizá la única capaz de vencer a DeSantis.
Pero, pero… el presidente Biden dijo que va a pensar su decisión de reelegirse. Si decide hacerlo, Whitmer tendrá que esperar cuatro años.
¿De qué depende la decisión final de Biden?
Tal vez de que Trump lance su candidatura y, ahí sí, con toda seguridad Biden se postule a la reelección y gane. Aunque si el candidato republicano es otro u otra, la respuesta no es tan clara.
Fuente: El Financiero
Comentarios