Juan Carlos, el escritor.
Los celos, dentro de la pareja, son prueba irrefutable de desconfianza y, donde gobierna la desconfianza «no puede reinar el amor».
La dependencia y codependencia compulsiva-existencial-afectiva te lleva en forma automática y de inmediato a temer el abandono por completo del otro u otra en tu vida.
Esas emociones provocan mucho sufrimiento.
Dejas de vivir tu propia vida por la de otros.
El autoabandono, en esos casos, es de alta probabilidad y catastrófico. Daña la existencia del involucrado en ese estado aflictivo. Cuando eso sucede, se cae en una depresión profunda que deja casi muerto en vida al que se deja vencer por la baja estima, la escasez de amor propio, su debilidad espiritual.
Si piensas que “NO” eres capaz de enfrentar tu vida sin tu media naranja, con mucha ingenuidad crees que con esa persona que no te valora te sientes realizado o realizada.
Vivir en esas condiciones será un verdadero infierno y una condena garantizada.
El apego convierte el amor en esclavitud. Corrompe, aniquila, asfixia, enferma, daña y mata con lentitud.
Extraña sin bloquearte, admira sin obsesionarte, libera sin olvidarte y comparte sin regalarte.
«Nadie muere por estar soltero».
«Es mejor estar solo que vivir intoxicado»
Hay personas que están muertas en vida por estar al lado de la persona equivocada. Solo consiguen llenarse de más vacíos que ocupa un espacio y un lugar en lugares que no existen.
Nadie tiene el poder de hacernos sentir mal si tenemos una fuerte autoestima y nos conocemos bien.
Si consiguen hacernos sentir mal por algo que dicen sobre nosotros es importante que nos preguntemos:
¿Por qué es tan importante para nosotros la opinión de los demás? ¿Qué podemos hacer para ser responsables de nosotros mismos?
Hacer que otra persona sea la responsable de nuestras emociones es una manera de sacudirnos nuestra propia responsabilidad y desencadenar conflictos con los demás.
¿Resuena eso contigo?
El apego significa sentir que la presencia de la otra persona te pertenece y te define.
Nunca se sufre por amor.
Se sufre por estar vacío o vacía, carente de amor propio y ausente contigo mismo o contigo misma.
«Dos para quererse necesitan parecerse».
Por Juan Carlos, el escritor
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