Preocupa a China su descenso demográfico

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Cómo China quiso convencer a las mujeres de tener más hijos

pero, en cambio, vio que su población volvió a reducirse ¿Qué falló?


Alexandra Stevenson and Zixu Wang | The New York Times |  jue, 18 de enero de 2024 

China.- Ante la reducción de nacimientos, los esfuerzos del gobierno chino para estabilizar una población que se reduce y mantener la economía en crecimiento fracasan. El Partido Comunista, que gobierna en China, se enfrenta a una emergencia nacional. Para solucionarlo, el partido quiere que más mujeres tengan más bebés.

Les ha ofrecido incentivos por medio de viviendas más baratas, beneficios fiscales y dinero en efectivo. También ha invocado al patriotismo y les ha pedido que sean «buenas esposas y madres».

Los esfuerzos no han funcionado. Las mujeres chinas han evitado el matrimonio y los bebés a un ritmo tan rápido que la población de China en 2023 se redujo por segundo año consecutivo y acelera la sensación de crisis del gobierno sobre el rápido envejecimiento de la población del país y su futuro económico.


A pesar


A pesar de los esfuerzos del gobierno por silenciar el movimiento feminista de China, sus ideas sobre igualdad siguen siendo generalizadas. (Qilai Shen/The New York Times)


El miércoles, China anunció que en 2023 nacieron 9,02 millones de bebés, cifra inferior a los 9,56 millones en 2022 y el séptimo año consecutivo en que el número ha caído. Junto con el número de personas que fallecieron en el año —11,1 millones—, China tiene más personas mayores que en cualquier otro lugar del mundo y su cantidad que aumenta con rapidez. Al final de 2023, la población total de China era de 1.409.670.000, una disminución de 2 millones de personas, según la Oficina Nacional de Estadísticas.


Pensiones a prueba

La población más reducida y envejecida preocupa a Pekín porque está drenando a China de las personas en edad de trabajar que necesita para impulsar la economía. La crisis demográfica, que llegó antes de lo que casi nadie esperaba, ya está poniendo a prueba a los sistemas de atención médica y pensiones, ya débiles y con fondos insuficientes.

China aceleró el problema con su política de hijo único, que ayudó a reducir la tasa de natalidad durante varias décadas. La regla también creó generaciones de hijas únicas que recibieron educación y oportunidades de empleo, un grupo de niñas que se convirtió en mujeres fortalecidas que ahora ven los esfuerzos de Pekín como un intento de confinarlas a la vida doméstica.

Xi Jinping, el máximo dirigente de China, ha hablado durante mucho tiempo sobre la necesidad de que las mujeres regresen a roles más tradicionales en el hogar. Hace poco instó a los funcionarios del gobierno a promover una «cultura de matrimonio y natalidad» y a influir en lo que los jóvenes piensan sobre «amor y matrimonio, fertilidad y familia».

Pero los expertos afirmaron que los esfuerzos carecían de cualquier intento de abordar una realidad que formó la perspectiva de las mujeres sobre la crianza de los hijos: la profunda desigualdad de género. Las leyes que están destinadas a proteger a las mujeres y sus propiedades, y a asegurar que sean tratadas de manera igualitaria, les han fallado.


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El río Liangma, congelado, en Pekín. El número de bebés nacidos en China descendió por séptimo año consecutivo en 2023. (Gilles Sabrie/The New York Times)


«Las mujeres todavía no se sienten seguras para tener hijos en nuestro país», dijo Rashelle Chen, una profesional de redes sociales de la provincia sureña de Cantón. Chen, de 33 años, ha estado casada durante cinco años y dijo que no tenía la intención de tener un bebé.

«Parece que la política de natalidad del gobierno solo está dirigida a hacer bebés, pero no protege a la persona que da a luz», dijo. «No protege los derechos e intereses de las mujeres».

Campañas de propaganda y eventos de citas patrocinados por el estado incitan a los jóvenes a casarse y tener bebés. En China, no es común que las parejas no casadas o personas solteras tengan hijos. Los medios estatales están llenos de llamamientos para que los jóvenes de China jueguen un papel en «rejuvenecer la nación».

El mensaje ha sido recibido por los padres, muchos de los cuales tienen puntos de vista tradicionales sobre el matrimonio. A veces, los padres de Chen se molestan tanto por su decisión de no tener hijos que lloran por teléfono. «Ya no somos tus padres» le dicen.

Las mujeres en China hoy son más conscientes de sus derechos debido al aumento del activismo contra el acoso sexual y la discriminación laboral. Las autoridades han intentado silenciar el movimiento feminista de China, pero sus ideas sobre la igualdad siguen generalizadas.

«Durante estos últimos 10 años se ha construido una gran comunidad de feministas a través de internet», dijo Zheng Churan, una activista de derechos de las mujeres chinas, detenida con otras cuatro activistas antes del Día Internacional de la Mujer en 2015. En la actualidad las mujeres están más fortalecidas, dijo Zheng.

La censura ha silenciado gran parte del debate sobre cuestiones sobre la mujer. A veces sofocan la discusión pública sobre discriminación sexual, acoso o violencia de género. Sin embargo, las mujeres han podido compartir sus experiencias en línea y dar apoyo a las víctimas, dijo Zheng.

En teoría, China tiene leyes para promover la igualdad de género. Por ejemplo, la discriminación laboral basada en género, raza o etnia es ilegal. En la práctica, las compañías publican anuncios en busca de candidatos masculinos y discriminan a las empleadas, dijo Guo Jing, una activista que ha ayudado a proporcionar apoyo legal a mujeres que enfrentan discriminación y acoso sexual en el lugar de trabajo.

«De alguna manera las mujeres son más conscientes de la desigualdad de género en cada área de su vida», dijo Guo. «Todavía es difícil para las mujeres obtener justicia, incluso en los tribunales». En 2014, demandó a una empresa estatal, Dongfang Cooking Training School, después de que le dijeran que no solicitara un trabajo porque era mujer. Ganó, pero solo le concedieron una indemnización de unos 300 dólares.

Un reciente aumento en publicaciones impactantes en redes sociales y artículos periodísticos sobre actos de violencia contra mujeres ha capturado la atención del país, como la golpiza brutal de varias mujeres en Tangshan, en un restaurante, y la historia de una madre de ocho hijos que fue encontrada encadenada a la pared de una choza.

A menudo, las mujeres citan esos actos violentos cuando hablan de por qué no quieren casarse. Cambios en políticas y regulaciones, como una nueva norma que requiere un periodo de reflexión de 30 días antes de que puedan finalizarse los divorcios civiles, son otro motivo. Por nueve años han caído las tasas de matrimonio. Esa tendencia, que hasta hace poco se limitaba en primer lugar a las ciudades, se ha extendido también a las zonas rurales, según las estadísticas gubernamentales.

Las mujeres dicen que no quieren casarse porque se ha vuelto

más difícil ganar un divorcio en la corte si es impugnado.


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Niños en China. (LONG WEI / Feature China/Future Publishing via Getty Images) (Future Publishing via Getty Images)


Un análisis de casi 150 mil sentencias judiciales sobre casos de divorcio por Ethan Michelson, profesor de la Universidad de Indiana, reveló que alrededor del 80 por ciento de las peticiones presentadas por mujeres fueron denegadas por un juez en el primer intento, a menudo cuando había pruebas de violencia doméstica. (La tasa de denegación en un segundo intento ronda el 70 por ciento).

«Ha habido muchas señales claras desde lo más alto, de la propia boca de Xi, de que la familia es el pilar de la sociedad china y que la estabilidad familiar es la base de la estabilidad social y el desarrollo nacional», dijo Michelson. «No hay duda de que esas señales han reforzado las tendencias de los jueces”» dijo.

Experiencias populares en línea —como «la licencia de matrimonio se ha convertido en una licencia para golpear» o peor— se refuerzan con algunas noticias. En solo uno de muchos casos similares que ocurrieron el verano pasado, a una mujer en la provincia de Gansú, al noroeste del país, se le negó una petición de divorcio a pesar de la evidencia de maltrato en el hogar; un juez dijo que la pareja necesitaba permanecer junta por sus hijos. Otra mujer en la ciudad sureña de Cantón fue asesinada por su esposo durante el periodo de reflexión de 30 días para el divorcio.

En 2011, la Corte Suprema Popular dictaminó que los hogares familiares ya no se dividirían en el divorcio, sino que se entregarían a la persona cuyo nombre estaba en la escritura, un fallo que favorecía a los hombres.

«Esa decisión asustó a muchas mujeres en China», dijo Leta Hong Fincher, autora de Leftover Women: The Resurgence of Gender Inequality in China.


No ha desaparecido ese sentido de pánico.

«En lugar de tener más cuidado y protección, las madres se vuelven más vulnerables al abuso y al aislamiento», dijo Elgar Yang, de 24 años, una periodista en Shanghái.

Las políticas del gobierno destinadas a que las mujeres se casen, agregó, «incluso me hacen sentir que es una trampa».

Alexandra Stevenson es la jefa del buró de Shanghái del Times, desde donde reporta sobre la economía y la sociedad de China. Más de Alexandra Stevenson

Zixu Wang cubre las noticias de China para el Times. Estudió periodismo en Hong Kong y legislación internacional de los derechos humanos en Estados Unidos. En la actualudad reside en Hong Kong. Más de Zixu Wang.

c. 2024 The New York Times Company


Fuente: The New York Times

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