El día en que «El Mayo» concedió una entrevista y posó para una foto
Hace 14 años, Ismael «El Mayo» Zambada concedió una entrevista al periodista Julio Scherer García, y la foto del encuentro le dio la vuelta al mundo. Julio Scherer e Ismael Zambada.
El narcotraficante brindó la entrevista en medio de la sierra,
donde vivió por décadas. Crédito: Semanario Proceso | Cortesía
Por Roberto Bustamante - La Opinión 26 Jul 2024, 10:55 AM EDT
Lo que parecía imposible ocurrió: Ismael «El Mayo» Zambada fue detenido en El Paso, Texas, junto a Joaquín Guzmán López, uno de los hijos de «El Chapo» y hermano de Ovidio Guzmán. Luego de darse a conocer la noticia, los medios de comunicación rememoraron una entrevista hecha al líder del Cártel de Sinaloa, en la que habló del pánico que tenía a caer preso.
En el 2010 el periodista Julio Scherer García entrevistó al capo, que siempre se caracterizó por tener un perfil bajo. El reportaje y la fotografía de aquel encuentro fueron publicados en el semanario Proceso, que en ese momento era la revista de política más importante de México. La imagen de «El Mayo» le dio la vuelta al mundo, y es de las pocas fotografías que se tienen del narcotraficante.
Los años pasaron y todo cambió, la salud de Zambada menguó, su socio y compadre, «El Chapo» fue encarcelado en EE.UU. y recibió como sentencia dos cadenas perpetuas. En el Cártel de Sinaloa las cosas también cambiaron, las fracturas se convirtieron en enfrentamientos, incluso entre aquellos que eran tan cercanos.
La entrevista
Scherer contó que recibió un mensaje en el que «El Mayo» le decía que se quería entrevistar con él. Recibió un papel con la fecha y la hora, y emprendió uno de los retos más importantes de su carrera. Al llegar con Zambada, el capo le estrechó la mano y le expresó su deseo de conocerlo.
«Tengo a mi esposa, cinco mujeres, quince nietos y un bisnieto. Ellas, las seis, están aquí, en los ranchos, hijas del monte, como yo. El monte es mi casa, mi familia, mi protección, mi tierra, el agua que bebo. La tierra siempre es buena, el cielo no» dijo sobre él mismo.
No quiso hablar de su hijo Vicente Zambada Niebla (detenido en ese momento en EE.UU.), solo dijo que le lloraba. Tampoco contó los pormenores de cómo se inició en el narcotráfico, pero sí dijo que sentía «pánico» que lo encerraran y respondió que a ciencia cierta no sabía si tendría el valor de quitarse la vida si lo arrestaban, pero era una probabilidad.
El monte es algo que conoce como la palma de su mano, el lugar en el que se reunió con el periodista y de donde estaba dispuesto a huir si se requería, El capo jamás disfrutó de una fiesta o algo similar. Vivía escondido y eso le permitía no ser identificable y de todas maneras cuatro veces tuvo cerca al Ejército.
«Cargo miedo», aseguró, y dijo que no aprobaba las acciones que calificó de barbáricas, de los militares en la entonces Guerra contra el narco, la que consideró tardía, porque no se podía arreglar en días algo que se construyó en años.
La realidad del narco
También dio una clave sobre el grupo criminal que lidera y el narco, del cual dijo que está arraigado en la sociedad «como la corrupción».
«Un día decido entregarme al gobierno para que me fusile. Mi caso debe ser ejemplar, un escarmiento para todos. Me fusilan y estalla la euforia. Pero al cabo de los días vamos sabiendo que nada cambió», dijo «El Mayo».
El periodista cuestionó su afirmación y el capo respondió: «El problema del narco envuelve a millones ¿Cómo dominarlos? En cuanto a los capos, encerrados, muertos o extraditados, sus reemplazos ya andan por ahí».
Eso respalda lo que en la actualidad los expertos dicen del crimen organizado, que no importan las detenciones de sus líderes porque la estructura no se debilita.
La entrevista la terminó de manera intempestiva cuando el periodista le hizo varias preguntas sobre «El Chapo». Cmenzó a caminar para irse, pero volteó y preguntó «¿Nos tomamos una foto?»
«Sentí un calor interno, explicable. La foto probaba la veracidad del encuentro con el capo», escribió Scherer al plasmar la entrevista. «Zambada llamó a uno de sus guardaespaldas y le pidió un sombrero. Se lo puso, blanco, finísimo».
«¿Cómo ve?”, preguntó Zambada, y Scherer respondió: «El sombrero es tan llamativo que le resta personalidad» ¿Entonces con la gorra?, volvió a cuestionar «El Mayo» «Me parece», fue la respuesta del periodista. El guardaespaldas apuntó con la cámara y disparó.
Fuente: La Opinión
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